Descubrimiento bloguero

Lo dicho en mi anterior post: hay personas que escriben y comparten de forma generosa.
Como es alguien que conocí en un curso de técnica Alexander, el verano pasado.

Tiene un blog interesantísimo:

Γνωθι τους αλλους
Blog de una profesora de Griego de Enseñanza Secundaria de Zaragoza

Muy trabajado, con muchos enlaces para ampliar información.
Lo recomiendo encarecidamente.

Hoy publica una entrada sobre el Ágora, la plaza pública, el punto de encuentro.
http://griegoelaios.blogspot.com/2010/03/el-agora.html

Me recuerda el primer día en mi aldea de acogida. Nada más llegar le puse el nombre de ágora a un sitio clave. Está en la misma carretera que cruza la aldea, en una de las múltiples curvitas, en una esquina entre un hórreo (el de Ana y Cesáreo)y el muro del "prao" de Juanma, enfrente de la casa de Angel y Tino.
Situación estratégica: por ahí pasa todo el mundo, motorizado, a pie, a caballo...



Y ahí, misteriosamente, sin planificarlo, acabamos encontrándonos los pocos vecinos algunas tardes de buen tiempo. Hay dos bancos rústicos para el que se quiera sentar. Aparece uno, luego otro, al final estamos casi todos los del pueblo, para ser exactos el 80%.

Hablamos, nos quedamos en silencio, compartimos las últimas novedades, luego uno va a buscar una botella de sidra de cosecha propia. Compartimos un solo vaso.
Luego otro va a buscar más sidra. Caen varias botellas a lo largo del encuentro.
Momentos de tranquilidad, intercambio, yo diría que hasta de paz.
Luego uno se marcha, luego otro: toca recogerse. Hasta la próxima.

El día que llegamos, al pasar por el 'ágora', estaban reunidos varios vecinos. Claro, interrumpieron toda actividad para observarnos en silencio.
Paramos el coche, bajamos la ventanilla, y nos presentamos como los nuevos vecinos. Estuvimos un ratito hablando, lo cual aprovecharon para hacer dos preguntas muy importantes para ellos: cuántos veníamos, y hasta cuándo pensábamos quedarnos.

A Cesáreo no se le olvida cómo nos conoció y a veces lo comenta. Sospecho que ese gesto nos abrió varias puertas.

Lo dicho, recomiendo el blog de arriba.
Buena lectura.
Urbanita aldealizada

Silencio interrumpido

No pensé que tardaría tanto tiempo en sentir la necesidad de escribir en el blog.

He pasado una temporada poco comunicativa. Y luego otra temporada en que necesitaba la comunicación cara cara, (eso siempre), con personas cercanas.

Esto de escribir, escribir, escribir, sin que nadie conteste, comente, critique, cualquier reacción, es como hablar sola en voz alta.

He estado leyendo algunos blogs que en mi opinión son muy interesantes, muy bien escritos, sin que nadie haya enviado un solo comentario. Sólo puedo agradecer a esos autores desconocidos su generosidad, porque para mí es eso, el hacer el esfuerzo de expresar y compartir un sentimiento, una experiencia, una idea muy personales, además buscando las palabras adecuadas, utilizando un vocabulario exquisito.

Hace un año y un mes que estamos en nuestra aldea de acogida.
13 meses.
Aquí seguimos. Más convencidos que cuando llegamos. A gusto.
Soy la primera sorprendida, ya que no estaba nada segura de poder aguantar en una aldea de 10 habitantes después de haber vivido muchos años en el centro de Madrid.
No sólo he aguantado, sino que he disfrutado, y en los momentos malos que hemos pasado por temas familiares, aquí me he sentido reconfortada y privilegiada.

Esta mañana avisé a mis vecinos Ángel y Tino de que había un árbol que se había partido con el viento y había caido sobre la carretera a la entrada del pueblo, obstruyendo el acceso.
Entre los tres cortamos el tronco, quitamos las ramas, y dejamos despejado el acceso, justo antes de que el panadero pasara a la hora prevista.
Fue un trabajo en equipo en bien de "nuestro" pueblo, y me sentí especialmente bien.