Hoy me gustaría presentar a más vecinos de mi aldea de acogida, unos vecinos que nos acogieron desde el primer día y con los que ya hemos compartido algunos momentos muy agradables.
Se trata de Ana y Cesáreo.
Ana sentada delante de su mitad de la panera. Siempre la veo de buen humor, las pilla al vuelo.
Cesáreo, "vigilando" las vacas y "controlando" quién va y quién viene. Le prometí que le sacaría una foto guapa, yo creo que con esta estará satisfecho.
Cesáreo es de aquí mismo, Ana es de Amandi. Cuando se casaron vivieron primero en Amandi y en 1967 se instalaron definitivamente en la aldea. Poco a poco nos van contando de cómo era la vida de entonces. Es muy interesante.
Están muy orgullosos de sus hijos, nietos y bisnieta. Llevan en la pantalla de sus móviles la foto de la bisnieta (porque cada uno tiene su móvil, sí oh!).
Un día apareció Ana por casa con un plato de frixuelus (también llamados fayuelus, ver en Uikipedia que está en asturianu) hechos por ella: buenísimos, no duraron nada.
Otro día nos trajo arroz con leche, nuestra perdición.
A veces se presentan en casa y nos sentamos en el jardín a charlar un buen rato.
Fuimos juntos a las fiestas de Bedriñana, de las que ya hablé.
Al principio me desconcertó lo marcados que nos tenía Cesáreo: "dónde fuiste que te vi marchar, de dónde vienes, cómo viajas tanto, adónde vas ahora", a mí, que venía del anonimato de la gran ciudad; ahora si no me lo encuentro por la aldea, cuando paso con el coche delante de su casa ya miro arriba a la ventana por si le veo asomándose y le saludo o directamente paro el coche un rato para charlar. Enseguida asoma Ana por la otra ventana y se suma a la conversación.
Me encanta charlar con ellos, ambos tienen una gran vitalidad, y muchas ganas de disfrutar todo lo que la salud les permita , les gusta ir a las fiestas de los pueblos, al mercado de los miércoles, al mercado de ganado creo que en Pola, es decir, allá donde haya marcha.
Y tienen un corazón tan grande que no tienen inconveniente en acoger en él a dos personas más, unos foráneos de la gran ciudad que se han perdido por su aldea y que hasta parece que se quieren quedar para largo, vaya por Dios. Entreteniemiento asegurado.
Buena lectura
Se me olvidaba, su perro Pipo y nuestro Boston, Tango, finalmente han hecho buenas migas, tras un comienzo algo difícil. Perro de pueblo que se las sabe todas y perro pijo de ciudad, ahora amigos.