Zac Sunderland (ver su blog), de California, EEUU, acaba de dar la vuelta al mundo en solitario en su velero Intrepid. Casi 28.000 millas naúticas.
Empezó la vuelta con 16 años, ahora tiene 17.
Llegó el pasado 16 de julio a Marina del Rey, tras 397 días de viaje, en su Islander de 36'.
Es el navegante en solitario más joven en completar la vuelta al mundo.
Zac ha navegado toda su vida, junto a su familia, por eso lo tiene metido en la sangre.
Con su propio dinero se compró un barco de vela por $6.000 y lo estuvo preparando durante varios meses con ayuda de su padre, que al no poder disuadirle decidió participar en el proyecto.
Durante el viaje tuvo todo tipo de experiencias, olas de 10 metros, rotura de botavara, varios problemas de motor, fallos del equipo, un fuego eléctrico, y un encuentro con un barco pirata en el Índico, entre otros.
Ha estado preparando un libro que se publicará dentro de un año.
Ha rodado material que saldrá en formato DVD durante este verano. Trailer del documental.
Menos de 250 personas han logrado circumnavegar en solitario el globo, eso da una perspectiva de la hazaña de este chico.
Días y días de soledad, tener que tomar continuamente decisiones, ser el responsable único y absoluto de tu propia seguridad y del estado del barco, miedo (por ej en el canal de Panamá rodeado de muchos buques grandes), pocas horas de sueño, tormentas terroríficas, noches eternas, días sin viento, días con demasiado viento, frío, calor, estar calado hasta los huesos, cansancio, enfermedad, no descansar hasta haber arreglado las roturas (estuvo una vez 60 horas sin descansar para arreglar un fallo del equipo) .....
Esa es la parte dura. Y con 16/17 años.
Se requiere mucha fortaleza física, y psíquica para llevar a buen término una hazaña así.
Me planteo preguntas de logística, por ej cómo se las habrá arreglado al ser un menor con entrar en los países, papeleos, policía fronteriza, inmigración, etc.
Hay compensación por supuesto, si no, porqué hacerlo.
Navegar en alta mar es una sensación increíble. Sin motor, sólo a vela.
Navegar de noche bajo un cielo estrellado es una experiencia inolvidable.
El olor a salitre. El viento. El ruido de las velas. Cortando las olas. Los colores del mar. Sensación de libertad.
Si lo has vivido desde pequeño, navegar se convierte en una necesidad física.
¡Mi enhorabuena, Zac, has realizado toda una hazaña!
En el siguiente post os hablaré de otro navegante impresionante: Minoru Saito.
Buena lectura
una urbanita aldealizada
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